martes, 28 de junio de 2011

Talibanes

De vez en cuando a uno le gusta pasar una tarde en casa. Aburrido. Y no hay mejor cosa que ponerse a descubrir nuevos lugares. Así que el pasado viernes, me puse a ver hermandad por hermandad cordobesa vía Youtube.

A la misma vez que conocía a una hermandad, entraba en foros o su página web para ir visualizando datos.

Cual fue mi sorpresa al notar cierta intolerancia con la religión musulmana. Leía cosas que me hacían echarme las manos a la cabeza. Sí, esto es España, y aunque aún no llegamos a los niveles de Reino Unido o Alemania en amarillismo, poco a poco les vamos cogiendo. Y que menos que insultar a la otra gran religión.

Sacaban información de un medio que hace unos meses sacaba a la luz un vídeo de unos supuestos musulmanes quemando a católicos. La noticia real: eran animistas quemando a otros animistas -no deja de ser horripilante el hecho-. Ya pueden ver ustedes la credibilidad de dicho medio.

Desde luego, el echarles cuenta a medios ultracatólicos, como aquel canal detestable que le echaban la culpa del SIDA a que las personas de raza negra no se hacían la manicura y por eso rompían el preservativo es digno de, que menos, todas sus unidades móviles sean vomitadas, puesto es lo único que produce dicho canal.

Seguimos siendo bombadeados para odiar a los musulmanes, para meter a los normales en el mismo saco que los integristas y no nos damos cuenta de que en nuestra religión también tenemos integristas. Hace poco vi un vídeo de cristianos atacando mezquitas y sinagogas, donde había sangre, muchísima sangre. También me parece de radical la no utilización de preservativos y la gilipollez de que hay que follar solo para procrear.

Piensen como nos ven desde fuera. Imagínense a un turco viendo la Procesión del Rocío, o a un jordano viendo a los costaleros coger kilos a mansalva. ¿Qué pensarían? Pues que no estamos muy bien de la cabeza.

Hagamos autocrítica, no somos el centro del mundo. No se crean todo los que nos quieren hacer tragar. Si pedimos que ellos sean tolerantes con nosotros, que menos que serlo también nosotros con ellos.

miércoles, 22 de junio de 2011

La defensa a ultranza

En estos tiempos de crisis siempre pedimos que rememos todos en la misma dirección. En estas últimos movimientos como el del 15M hemos visto a gente de todas las ideologías, de todas las razas, de ambos sexos, de todas las edades con un único objetivo. La unión hace la fuerza y divide y venderás. Dos frases que desde luego nos vienen como anillo al dedo.

No pretendo juzgar ninguna actuación. Ni para lo bueno ni para lo malo. Por eso voy a obviar lo que pasó con el Calvario el pasado año. Todo el mundo lo sabemos y cada uno tiene su propia opinión. Yo tengo la mía, por supuesto.

Quisiera entrar en dos temas. Uno, el comportamiento que tuvo la autoridad eclesiástica con Calvario. Me da igual lo de los curas, por mucha Iglesia que seamos. Me da igual que le cierren las puertas -o no se le abran, según se mire- de la Concepción. Me da igual que el Calvario pase por Carrera Oficial, como si quiere pasar por Francisco Montenegro. Pero sí me importa una cosa: los presos. Qué puta culpa tienen. ¿Por qué se le impidió participar en el estación de penitencia? Para unas horas de libertad, van y se la quitan. Detalle de los malos.

Pero aún peor. Pasa la Semana Santa y se reúnen en pleno los hermanos mayores. Tampoco entro en la presunta ilegalidad de la convocatoria. No es mi problema. Pero sí me gustaría ofrecer mi reflexión.

Cada hermano mayor junto con su junta puede tener la opinión que convenga con el caso. Unos estarán a favor del Calvario y otros en contra. Pero señores, queda mejor haber cogido a Luis, decírselo a la cara y tomarse una cerveza con él. Pero... ¿votar a favor de una sanción? Es como si yo veo a un compañero de facultad copiar. Yo no voy al profesor y se lo digo. Pues esto es lo mismo.

Si entre las propias hermandades nos tiramos piedras, luego no podemos ir por ahí intentando dar una "imagen". Y en ese momento todas, insisto, todas, deberían de haber apoyado al Calvario, aunque piensen que haya actuado mal. Deberían de haberse partido los cuernos defendiéndola. Es una más. Del mismo rango que el resto.

El resultado ha sido claro. Una junta prometedora a la puta calle y un proyecto abortado. Una de las mejores juntas que han pasado por nuestra Semana Santa.

Pero también tenemos otro resultado, y es que nos dejan para la posteridad una obra de arte, un gran palio, y todo dirigido por "niñatos". Pues más "niñatos" de estos querría yo para nuestra Semana Santa.

sábado, 18 de junio de 2011

Corto y cambio

Pues eso. Que ahora una banda no es una banda si no hay ochocientos jefes en su formación. Gafas de sol dignas de cualquier jefe de la mafia napolitana y pinganillo a la oreja. "Virgen de la Hiniesta, cambio y corto"; "Recibido mi general" y todos los jefes se encargan de dar la instrucción adecuada. Son tantos que ni hace falta, pues ya todos saben que marcha es, pero así queda bonito y uno colma sus necesidad de responsabilidad. Y no me digan que de cara al público no queda espectacular -"¿qué coño estarán diciendo por el pinganillo?"-.

En estos últimos años, el organigrama propio de una banda es igual de complejo que el propio de Coca Cola, Microsoft o Nokia (sí, me han pagado por darles publi). Tenemos desde vocal de comunicaciones, vocal de formación musical o hasta vocal de patrimonio. Ya solo nos falta dividirnos en ministerios y todo.

Los reglamentos internos en las bandas también afloran. No se si también constan de leyes, decretos leyes, legislativos, reglamentos, costumbre o que se yo. Pero también he visto alguno que otro. ¿Quién no ha visto a uno de los jefazos echarle la bronca a un principiante? Muchos hemos visto situaciones lamentables de hasta expulsiones porque el chaval no ha podido ir por tener que estudiar para el examen de biología -mira por donde, en algunas cuadrillas también te expulsan si faltas un día, como si nos fuera la vida en esto-.

Por eso yo me quedo con lo que vi el Domingo de Ramos por Sevilla. 60 degenerados, rapados, sus dos metros de envergadura, sus boinas y sus dos cojones. No sabíamos si estábamos viendo a la madre y maestra de las agrupaciones o la unidad de élite de cualquier división militar. Y estaba sonando una saeta, y había que avisar al "cabo" tambor de que había que tocar "más flojito". Así que nada, trompeta en movimiento para abajo y todos los tambores disminuyeron. Pero la saeta terminó y había que volver a golpear el parche hasta reventar, por lo que trompeta arriba y otra vez al lío. Ni pinganillos ni ostias. Dos huevos.

Que me gustan las bandas así.

martes, 14 de junio de 2011

El amaneramiento

Mucho ha progresado la Semana Santa en estos últimos años. Ya lo he dicho en otros artículos y lo reafirmo. La globalización también ha llegado a nuestro mundo. Hoy todos conocemos mejor la Historia, nuestro arte, otras Semanas Mayores, etc.

Que se han puesto de moda las marchas "frikis", las buenas, las antiguas, las fúnebres y las de mayor calidad es una evidencia. Pero esto nos ha puteado. Y ahora aclaro.

Desde hace unos años vemos como se apuesta por bandas de música de inexcusable calidad. Rozan la profesionalidad y es toda una delicia poder escucharlas. Sabemos el repertorio de antemano. Va a sonar tal marcha en tal esquina puesto que aquí es donde venía su autor a comerse los boquerones en vinagre con su amante, y en esta otra va a sonar una marcha que se compuso en el año de la I Guerra Mundial, que coincide con el año en que tal compositor se rompió un hueso cuando iba a comprar el pan. Y así podemos encontrar subnormalidades varias a montones.

A las juntas de gobiernos y a los cofrades de chaqueta se les cae la baba. Lo flipan. Estos directores sonríen al ver que han hecho felices a los frikis. Realmente a estos frikis ni le gusta la marcha, pero es lo que está aceptado puesto que un flipado de gran consideración puso en un foro que esa marcha era una bestialidad. Pues nada, a lamerle los huevos, al del traje, al del foro y al director.

Pues ahora, un capullo de poca consideración viene a decir esto. Me gustan las bandas agresivas, las que le importa un carajo el aniversario de tal marcha y las que cada vez que se ponen detrás de un palio saben que van a la guerra. Me gustan las bandas cuyos músicos ven a los costaleros como su mayor enemigo y que ven que no hay mejor forma de reventarles que tocar marchas, marchas y más marchas con el único objetivo de destrozarlos y si pueden mandar siete u ocho al Juan Ramón Jiménez pues mejor que mejor.

Me gustan las bandas cuyos músicos pasan de la estética como de la mierda. Cuyos músicos no llegan al sitio hasta dos minutos antes de tocar el himno y cuyos músicos se niegan a tocar si no llevan cuatro cubatas entre pecho y espalda.

Me gusta ese romanticismo. Ese músico que toca la corneta y cuando el director pone Amarguras se va al bar, que esos ocho minutos son eternos y los va a aguantar su puta madre. Ese clarinete que piensa que para eso hay muchos y que mejor que toquen los otros.

Me gustan esas bandas que no descansan, que eso es una mariconada. Me gustan esas bandas que empalman contratos como si les fuera la vida en ello y me gustan esas bandas que les da igual una procesión de cinco horas como de catorce.

Me gustan esas bandas cuyo su significado de "p" es de porrazo y no de piano, que para eso ya están los conciertos. Me gustan esas bandas que la afinación es un concepto que nunca debe ser más importante que la potencia y me gustan esas bandas que no se vienen abajo.

Una pena que a día de hoy, los puristas se hayan decantando por la peor de las opciones. El que haya tocando durante muchos años en bandas de música me comprenderá.

Al menos, esas bandas románticas, de cojones, de fuerza, de guerra, de valentía, etc., no cambian su forma de pensar y aún tenemos algunos ejemplos (cada vez menos) por nuestra ciudad.

lunes, 13 de junio de 2011

Los euros

Terminas hasta los huevos de tu jornada laboral. Tienes la eterna sensación de que el cabrón de tu jefe te explota y lo único que quieres es picar e irte a casa. Es Jueves Santo. Tu trabajo no entiende ni de fiestas religiosas ni paganas. Coges tu coche y pisas el acelerador. Quieres acceder al garaje y no puedes. Está pasando una cofradía. Empezamos bien. Después de esperar media hora, la policía te da paso. Aparcas y subes a casa. Tu casa está en todo el corazón de Méndez Nuñez, heredada de tus padres que eran ricos, puesto que tu eres un simple obrero pringado. Tu churri te da un besito y a cenar. Te quieres evadir de la Semana Santa pero no puede. Vaya coñazo dan y ya llevan unos días dando por culo.

Llega la noche, te has tomado unas copas con unos colegas y te acuestas con la churri. Debe de ser jodido echar un polvo con Al Verte de Madrugá de fondo. Y al rato aparecen los bollulleros con Esperanza de Triana Coronada. 

Pero hay que aguantar, y no es solo cuestión de respeto o ética. Es pura cuestión económica. La Semana Santa es una mina de dinero y muy beneficiosa para mucha gente. De forma interna, doradores, tallistas, orfebres, imagineros, restauradores, etc. Viven gracias a la Semana Santa. 

Pero también de forma externa. Hoteles, restaurantes, bares. Y no solo con guiris, sino también con los cofrades. Salimos a ver pasos y siempre hay que repostar. De hace unos años tenemos presencia portuguesa.  Ya han sido varios años los que he visto a un guía y un grupo de rubias portuguesas de bien ver viendo nuestra Semana Santa -a saber lo que les explicaría el guía-.

Y por ello las instituciones públicas deben de cuidarnos. Atraer turistas, público, hacer que la gente salga a la calle es bueno para todos. No solo para las hermandades, también para los empresarios y trabajadores. Invertir en patrimonio para hacerla más atrayente es cosa de las hermandades, pero preocuparse por la imagen de nuestras fiestas, por darle publicidad, por lavar la ciudad durante esos días, etc., es competencia de nuestros organismos. Hacer un estudio económico y realizar un proyecto que nos mejore se me antoja totalmente imprescindible. 

No estaría de más aprovechar el turismo de la provincia para que no sea todo playa o turismo interior. Traer a ese público a la capital es imprescindible.

Aprovechémonos de las oportunidad extracofrades que nos da nuestra Semana Mayor. 




sábado, 11 de junio de 2011

La Requintilla Terrorista

La Requintilla Terrorista es una adolescente de 16 añitos. Una joven cofrade, a punto de terminar la E.S.O. que tiene una inquietudes cofrades propias de su edad. Más madura de la cuenta, se encuentra en una etapa de absorción de conocimientos en todos los aspectos de la vida, y como no, de esos conocimientos cofrades. Una jovencita que seguro que en un futuro será una de las personas que con su esfuerzo sostendrá nuestra Semana Santa.

Aquí os dejo su colaboración. Van con palito incluido hacia mi persona. No cabe decir que en cierto modo no estoy de acuerdo con lo que dispone, pero me gusta la pluralidad.

Que me gusta la tradición, no por presumir, pero que chulo es vivir en Andalucía. Empiezo por la Semana Santa, (ya que estoy aquí de invitada).
 Bonito el que sienta lo que se siente esta Semana. Lo que te come por dentro al pensar que las horas y los minutos que llevas tanto tiempo esperando pasan volando. Vas de sitio en sitio buscando lo mismo de forma diferente. Te paras a pensar y dices, “ofú, que no doy pa más!” Y sigues en busca del paliazo que deseas ver, aunque luego lo critiques, reconócelo, lo vas a ver. Pasan tantas cosas en esos días que no da tiempo a asimilarlas, y luego, como tonto que eres te pones a ver en internet lo que ya viste.

¿Por qué queremos a esta Semana tanto? Porque es nuestra, nos la han metido en la cabeza desde peques y la tenemos que defender, cada uno siempre tirando para lo nuestro, eso sí, porque aquí no somos cabezotas. Pero por eso, de una forma especial la sentimos nuestra.

Podemos ser lo muy semana-santeros que queramos, pero solo estamos apoyando nuestra tradición y nuestra cultura. Así que… Si somos católicos vamos a la Iglesia a rezar, ¿o hace falta que nos saquen un pasito para que nos creamos la Biblia? Somos hipócritas entonces, ¿no? Todo esto es un espectáculo andaluz.

Las corridas de toros, son un maltrato a los animales, venga sí, y todo lo violento y sangriento que queráis, pero es tradición y lo que se ha vivido en mi tierra durante siglos, que no me lo quiten. ¡Eliminemos la pesca también!.. NO. Vale, no puedo comparar los toros con la Semana Santa, pero sí puedo comparar aspectos, por ejemplo: una marcha de procesión con un pasodoble. Sigue siendo tradiciones diferentes, pero nuestras. Si nos cargamos el pasado no hay sentido en el progreso. El día que todo eso desaparezca con qué nos quedaremos, con la banderita de Andalucía y fotos como recuerdo, que bien… Espero que eso no ocurra, y si pasa, pues nunca mejor dicho, olé.

Todo tiene sus dificultades, su bien y su mal, solo tenemos que saber respetarlo, y el que no quiera aceptarlo, eso que se pierde. Aquí solo toca defender lo nuestro bien, para que los gigantes no lo aplasten.





viernes, 10 de junio de 2011

La estampa

Que la gran mayoría de los cofrades que portan hábito nazareno no le echan ni puta cuenta a las normas de la estación de penitencia no es un reciente descubrimiento, eso seguro.

Y que muchas hermandades -aún quedan honrosas excepciones- les suda que las cumplan, tampoco.

Empecemos:

- Debe ir usted por el camino más corto a casa y con el antifaz colocado, sin pararse con nadie: Y una mierda. Que menos que un par de fotos con toda la familia, posterior subida de la foto a las redes sociales y a la calle. Capirote en sobaco y a pasearnos, que nos vean, como si fuéramos una especie en extinción -en ciertas cofradías realmente lo son-.

- No debe abandonar la fila salvo causa urgente y previo aviso al diputado: Otra mierda más. Con el calor que hace con la túnica a la mitad del camino me tengo que meter un par de Cruzcampos y un par de lomitos para compensar el desgaste calórico. Posterior meada y ya que estamos vamos a echar el cigarrito fuera del bar, que dentro nos lo han prohibido.

 - No se pueden llevar objetos identificativos personales: Sí claro, no voy a chulear yo de mi tatuaje del equipo de mi ciudad, o de mi tribal, o del nombre de mi churri. Aunque lleve la túnica no quiere decir que sea tonto y  mis tatuajes los muestro, que para eso invertí mi paga de dos meses.

- No debe de hablar con el público: ¿no pensará que le diga a mi madre que me deje la tortilla hecha por señas, no? Ah! y a mi colega le tendré que decir donde estoy. También es cierto que hay gente que lo cumple, no habla con el público, ya lo hace desde el móvil.

- Deben de mirar hacia delante: sí claro, tú ves el palio de la cofradía y yo, encima que pago, no veo un carajo.

- La ida y vuelta al templo debe hacerse en pareja de dos: como está el tema de gamberros por ahí, mejor ir en grupo de ochocientos, más vale prevenir que curar.

Lo más grave es como los diputados lo permiten. Ni les llaman la atención y ya eso de expulsarles del cortejo ni te cuento.

Una de las estampas más bonitas de nuestra Semana Santa es ver a los nazarenos de ciertas cofradías, como solitarios o a veces en pareja, se disponen a aterrizar en el templo guardando la compostura, con su antifaz, por cualquier calle perdida, alejados del bullicio de la ciudad y con el objeto firme y claro de hacer una estación de penitencia ejemplar. Aún vemos cofradías cuyos cortejos son ejemplares. Nadie -ni la presidencia, que aún me parece más grave en estos casos- mira hacia atrás y nadie saluda o habla con el público.

Se han sancionado cofradías últimamente por líos de horarios. Sin embargo, nadie ha movido un dedo (no me gustan las sanciones) para llamarle la atención a aquellas cofradías las cuales dejan a la figura principal de la Semana Santa -el nazareno- como elemento secundario en pro del espectáculo.

No estaría de más preocuparse más por este tema, solo se trata de darle un sentido a esto.

Por cierto, ya lo de ver a nazarenos con su túnica en las recogidas o salidas de otras hermandades ya es de traca.

jueves, 9 de junio de 2011

La guerra del poder

Cada año, por normal general, después de la resaca cofrade -este año gracias a la lluvia apenas nos hemos tomado un par de cubatas- vienen las tan esperadas y temidas elecciones.

Que la Semana Santa está tomando una dimensión mediática importante se hace evidente incluso en estos peculiares comicios. Blogs, webs, ruedas de prensa e incluso folletos para presentar cualquier candidatura. Me recuerdan a los anuncios en los partidos de PPV de Camacho y Villar Mir para las elecciones del Real Madrid.

Ataque y defensa en pro de captar votos, da igual el fair play y da igual si hace falta pasar por encima del otro. Cada candidato se rodeará de sus milicianos y los entrenará como si les fuera la vida en ello. Durante un tiempo, estos perros de presa solo tienen un objetivo que cumplir: acceder al trono. Y para ello no importan las formas. El fin justifica los medios, tal como diría la doctrina maquiavelista.

Reconozco que cierto día, hace bastantes años y debido a mi inexperiencia, me llegué a sentir así. Me dieron la AK-47, el chaleco antibalas, las pinturas de camuflaje y vámonos que nos vamos. Por suerte, supe escapar a tiempo y darme cuenta que yo no estaba preparado para este tipo de guerra.

La opción que tienen los hermanos de elegir a su máximo representante, generalmente para los próximos cuatro años es un ejercicio necesario. La democracia en estado puro. Todos los putos votos valen igual, no como en las elecciones de mierda generales del Estado Español.

El gran problema de este derecho democrático que nos ofrecen las hermandades es el resultado. Y no me refiero al recuento. No estamos preparados para perder la guerra, puesto que cuando la perdemos no caemos en las garras del victorioso y le apoyamos, sino que invernamos otros cuatro años, nos rearmamos y esperamos con ansias la nueva batalla, esta vez de forma más temible. Y la gran perjudicada es la hermandad, aquella que no sabe  ni de victorias ni de derrotas.

Tenemos el deber de entender que la guerra debe de dejar paso a un proyecto. Que cada candidatura no es más que una alternativa distinta y que los hermanos solo nos dedicamos a elegir cual es la línea a seguir. Si pensáramos así, nuestras hermandades darían un paso de gigante.

Y yo, esta vez, sí que me tengo que aplicar el cuento.

miércoles, 8 de junio de 2011

El Increíble Hulk

El mundo de las hermandades y cofradías es un conjunto de organizaciones, formadas todas por personas. Cada hermandad tiene sus grupos. De priostía, su junta de oficiales, de diputados, de costaleros, de capataces, etc. Cada grupo con una función y cada grupo con unas características.

Hay dos conjuntos de personas a destacar, por magnitud mediática y personal: bandas y cuadrillas. 

En sociología se define a un grupo como aquel que establece un sentimiento de pertenencia al mismo. Suelen ser semi-cerrados y entablar relaciones en uno de ellos a veces llegar a ser hasta complicado. Una característica fundamental para  comprobar si existe el grupo como tal es la utilización de vocablos propios, que solo ellos entienden y que sirven para reforzar esa idea de pertenencia al grupo. Todo aquel, que aún dentro del grupo, no utilice ese mismo canal de comunicación está relegado a ser uno más y nunca podrá ejercer la función de liderazgo.

Pero noto una diferencia sustancial entre bandas y cuadrillas. Conozco de primera mano ambos mundos. No me equivocaría mucho al decir que los músicos tienen como nota diferencial la humildad, adjetivo que echo en falta en las cuadrillas. 

Cuando un músico no da el nivel, los líderes de su grupo se vuelcan. Se solidarizan y no le quitan ojo de encima. ¿Los resultados? Ese músico en un breve periodo de tiempo conseguirá su objetivo.

En las cuadrillas se jactan de que son solidarios y que ayudan al nuevo, que le enseñan. Que cuando uno no puede se le coge por la cintura y aprietan los dientes. Casos honrados hay, muchos, muchísimos. El problema es cuando llegan los superhéroes, aquellos que cogen más kilos que nadie, aquellos cuyos costales son el paradigma de la perfección y aquellos que aprovechan la más mínima oportunidad para achacarle la culpa de la una mala chicotá a "los cuatro flojos" que con toda devoción y con todas las ganas del mundo se colocan un costal, y con un trabajo generalmente callado, se limitan a hacer lo que pueden, lo que su cuerpo le permita.

Este año pude presenciar como en una de las grandes cuadrillas de nuestra ciudad, a grito limpio, algunos costaleros se quejaban de eso mismo. Del que no pudiera que se fuera a otro paso o que no saliera. Vi caras de frustración en algunos componentes y la eterna duda de si se refería a él. No me parece correcto que se juzgue a un costalero. Dudar de su profesionalidad y de su honradez es un acto cuanto menos lamentable. 

Estos superhéroes son los que seguro disfrutarían saliendo en un paso sin respiraderos y sin caídas. Ser los protagonistas. Y esto es lo "malo" que tiene el costal, que no se nos ve desde fuera. Son los mismos, que aún ejerciendo su función de liderazgo, serán los encargados de romper las cuadrillas y por supuesto, el grupo. 

Señores superhéroes, vuestros "artistas", vuestros "peones", vuestros "a los cables" y todo este vocabulario típico está del carajo. Pero sean más humildes. Nadie trata de quitaros vuestra parte de protagonismo, eso ni lo dudéis. Ayuden al que por condición le cueste más trabajo tirar los kilos arriba y no traten de humillarles. Será la única forma de dignificar el mundo del costal. 



martes, 7 de junio de 2011

El verde no me gusta nada

Hace unos años tuve la suerte de poder preparar el paso de Cristo justo antes de salir a la calle. Me pidieron desde la hermandad que fuera poco a poco expulsando a la gente del templo, y con educación y respeto les hice  ver que debían de abandonarlo. La gente se empeñaba también entrar, "no señora, en 20 minutos salimos, no se me impaciente". A eso, que ya a solas con mi compañero vuelvo a escuchar como aporreaban la puerta. Abro muy poquito y le suelto un "mira que sois pesados, que ya salimos hombre". Está claro que la educación en esos momentos de impaciencia y hartura brilla por su ausencia. Sin embargo, en tono amable y correcto me suelta dicho hombre: "lo siento, pero es que soy el guardia civil". Pues nada caballero, pase usté!

Mientras el grueso hombre (como para correr detrás de un delincuente, vaya) pasaba para la sacristía a cambiarse, mi mal pensado cerebro pensaba: "qué coño pinta un guardia aquí".  A lo que a los cinco minutos, mi cerebro, ahora bien pensando, encuentra la solución: puff, mi hermandad va a llevar escolta también.

Vamos a ver señores. Ponemos el grito en el cielo con esto de la Cristofobia, nos arañamos la cara con esto del aborto o nos escandalizamos con los homosexuales. Menos mal que aún quedamos cofrades que todo esto de la homosexualidad o del aborto lo ve como un progreso.

Sin embargo, nadie se queja de que carajos pinta un cuerpo militar armado en nuestras cofradías. Y es que no solo son guardias civiles, sino que detrás de algunos pasos podemos ver a cuerpos de gastadores, artillerías o legionarios.  ¿Estética? Y un carajo. Estética es un cortejo bien formado, un paso bien adornado de flores y unos enseres de calidad.

No seamos hipócritas. Pretender evangelizar con personas armadas en nuestros cortejos es una contradicción. Ya es hora de ponerle cabeza al asunto y poner fuera de la Semana Santa a todo lo castrense. Sobran. Y que conste que no es odio hacia esas personas, que al fin y al cabo son profesionales que realizan su trabajo. Pero seamos consecuentes con lo que pretendemos hacer cuando sacamos nuestras Imágenes a la calle.



lunes, 6 de junio de 2011

De pitos, flautas y leña

Principio de acción-reacción. Y obviamente tuvimos que reaccionar.

Nos hemos tirado una época curiosa donde Abel Moreno era la estrella en la música procesional. Años más tarde Paco Lola revolucionó a su manera las marchas que sonaban tras nuestros pasos de palio y pasó lo inevitable. Vuelta a la calidad.

El mundo de internet nos acercó a joyas musicales que el cofrade de a pie desconocía. En foros se criticaba toda aquella procesión, sea de gloria o de penitencia, donde sonaba cualquier cosa e incluso se crea Patrimonio Musical, un excelente portal el cual se encargaba (y se encarga) de difundir el mejor de los patrimonios musicales procesionales.

Y como no, se crea la guerra. Puristas y músicos contra costaleros y capataces. Hasta conatos de pelea ente fiscales de música y costaleros, como pudimos ver el pasado año en una cofradía sevillana.

Unos quieren una cosa, otros quieren otra. Por eso debemos de ser consecuentes. Entiendo que se quiera lo mejor, y soy el primero que disfruta con un buen palio, una calle estrecha, una buena banda y una buena marcha. Pero no seamos egoístas. El pueblo llano, el que solo sale a ver cofradías como muestra de arte y a disfrutar, evitando el componente religioso y entiendo poco o nada, lo que quiere es escuchar música simple que sea fácilmente descompuesta por sus cerebros.

Un buen repertorio no solo tiene que tener calidad, sino también ofrecer variedad. Y que se toque Caridad del Guadalquivir en cierta calle del barrio, o Reina de Triana para ambientar y elevar la atención de las personas no tiene nada de malo. Debemos de entender que el público está compuesto de toda clase de condiciones.

Aunque por favor, nuestra obsesión por hacer que suenen las marchas más frikis nos está privando de escuchar clásicos, del mismo o incluso más nivel que las anteriores. Cada año que pasa se escuchan menos las verdaderas marchas de siempre y contra eso sí que hay que luchar. Señores encargados de hacer repertorios, por favor, no obvien en sus track-list (en inglés queda más guapo) las puñeteras Coronaciones de la Macarena, Virgen de la Paz, Virgen de las Aguas o Esperanza Macarena. Y por qué no, un Rosario de Montesión fuertemente tocando por una banda de estas de jaleo en un buen palio de barrio también tiene su no se que.

domingo, 5 de junio de 2011

No somos ONG´s

Total, que escribo por segunda vez puesto que mi nivel de frikismo es aún amateur y la he liado.
Y sí, a ver si esta vez va.

Cansado, absolutamente cansado, de escuchar comentarios sobre los cofrades. que si nos gastamos el dinero en orfebrería, bordados, bandas, cera, etc. Miren, nos gastamos el dinero en lo que queremos. Porque para eso es nuestro, y porque para eso nos lo ganamos.

Cuando vamos haciendo una colecta para algún proyecto, tienes dos opciones: 1) Lo das 2) No nos lo das. Te lo puedes gastar en cervezas, barcos y putas.

Dejemos de hacer el tonto. Está muy bien eso de dar y callar. Es muy romántico, total, no buscamos el reconocimiento. Pero no funciona. Vamos a gritarle al mundo lo que hacemos y lo que conseguimos. Que la gente sepa que los cofrades, los últimos tonto de la pirámide de la Iglesia, conseguimos objetivos que sobre el papel son impensables.

No es raro ver en Navidad a cualquier banda armando ruido con una carretilla por delante (ojo, también es cierto que pensamos que hay gente que solo come en Navidad), conciertos en Cuaresma cuya recaudación se destina a damnificados por catástrofes naturales o incluso Tres Caídas le putea el domingo a cientos de costaleros, capataces y músicos. Con dos huevos.

Pero ahora viene mi crítica. La caridad, señores, es insuficiente. Es pan para hoy y hambre para mañana. Debemos de aprovecharnos de nuestro peso en la sociedad (que lo tenemos, y bastante) para hacernos oír. Si queremos conseguir un mundo más justo tenemos que manifestarnos y pedir un cambio. Y para eso debemos de estar todos a una, seamos de la corporación que seamos. El objetivo tiene que ser claro: que se vayan al carajo los ensayos solidarios, los conciertos solidarios, las campañas solidarias y la madre que los parió. Señal de que a nadie, absolutamente a nadie, le hacemos ni puta falta.

Vaya desde aquí mi más sincera reverencia a todos estos cofrades que, de una manera o de otra, ponen su granito de arena para ayudar a todo aquel que lo necesite.

Bienvenidos

Friki. Me acabo de convertir en un friki "blogero" o como coño se escriba. Ni tengo la oratoria de Manuel Azaña ni la facilidad con la pluma de Pérez Reverte, así que mejor me dedicará a usar un lenguaje informal, directo, estúpido y supongo que a veces hasta grosero para escribir sobre Semana Santa.

No tengo cámara de fotos, puesto que soy de la prehistoria, así que acompañaré los artículos con alguna foto sacada de mi móvil o alguna que otra robada de internet, y no pienso citar la fuente. Cosas del chuleo y de que no, que no me gustan las propiedades intelectuales.

Pues nada, aquí dejo esto, y cuando me venga la inspiración (que puede ser dentro de dos minutos o dentro de cien años) escribiré.

Un fuerte abrazo (vamos a acabar bien, no?)