domingo, 27 de noviembre de 2011

Cervezas con música de fondo

Un año más, la locura y el esfuerzo de varios componentes del Nazareno nos brindaron una especial tarde de música cofrade. Ocho bandas, con la agradable sorpresa de ver a la Salud, tanto de la capital, con cuatro de las seis bandas representadas, el Nazareno de Lepe, la Buena Muerte de Ayamonte, Punta Umbría y el Cautivo de Sanlúcar.

Buen nivel en todas, demostrando que hoy día las bandas gozan de buena salud y ya se dejaron atrás años de penurias.

La sorpresa: el nivel de la banda de Punta Umbría. Todos sabemos que Tomás es un tío serio y que era cuestión de tiempo. Creo que ya por fin tiene nivel para coger algún paso por la ciudad y en un par de años seguro que se podrá codear con las bandas de la capital.

La veteranía: la Buena Muerte de Ayamonte. Músicos de los antiguos, de los que saben de que va esto. Una banda que evoca a años atrás y que se resiste a la involución de poco a poco va desterrando lo clásico en nuestras bandas.

La calidad: la Cena en su línea, sigue en su época dorada que comenzó ya hace varios años. Una pena que la reamornización de "Victoria, flor de azahar" no haga justicia a la calidad de la marcha.

Los nervios: la banda de Lepe se pone nerviosa a la hora de interpretar. Pero no tiene que ser preocupante. Eso se cura con el tiempo. Y la dirección de la banda es buena y fiable. Como en el caso de Punta Umbría, el resultado se verá pronto.

La novedad: ver a la Salud como una más. Era necesario para todos y por supuesto para ellos. Se ve que los últimos acontecimientos no han mermado la calidad de la banda.

La foránea: el Cautivo de Sanlúcar y Aznalcázar dejó buen sabor. El uniforme es elegantísimo y la banda suena, y mucho. Aunque sí es cierto que tuvieron tiempos mejores.

La igualdad: los últimos acontecimientos dejan a Huelva con tres bandas de cornetas de gran calidad y con un nivel más o menos igualado. La base en las tres está, sólo es cuestión de seguir construyendo. Me alegra enormemente ver a Expiración sonando y con bastantes componentes, lo que no quita que me apene que haya traicionado a su propio pasado con las nuevas marchas.

Lo de siempre: el Nazareno. Una banda que suena, y mucho. Y tal como pasa en la Cena, continua en su etapa dorada. Después de las últimas actuaciones en Victoria y Oración, donde aún sonando bien, no se le vio cómodos, vuelven a dar lecciones.

Lo absurdo: los hombres de traje de chaqueta, parche con el escudo de la banda al corazón, gomina y cuello alzado. Deslucen y solo transmiten ganas de protagonismo. Una absurda moda que espero que tenga los días contados. El colmo de los colmos fue ver a uno de los ¿ayudantes? de la Cena desfilar con la banda de Sanlúcar, y cogiendo el paso y todo. Al menos los cornetas de la primera voz tuvieron unos momentos de risa. Si es cierto que están para ayudar, con un pantalón vaquero  y por fuera de la banda son más útiles. ¿Se imaginan a un bombero vestido de chaqué?.

La pena: ver a algunas bandas sentadas. Se pierde toda la esencia, la clase, la elegancia, el rito, el sabor. Cigarreras hizo mucho daño.

El consejo: la barra la abren pronto y no estaría de más para los próximos años que todos pongamos nuestro granito de arena y pasemos un buen día desde primera hora, y no a partir de que lleguen las bandas. Algo más de publicidad por parte de todos no estaría mal. Esperemos que el año que viene haya un buen grupo de personas a partir de las doce.

El horario: muchas voces claman la realización del concierto el domingo por la mañana. Cierto que cuando vienen bandas de lejos es más coñazo, pero ayer las más lejanas venían de Ayamonte y Sanlúcar, es decir, ahí al lado. A mí también me gustaría un domingo por la mañana.

Lo normal: el pasotismo del público. Pero es lógico, una barra, muchos músicos, y un concierto largo. Eso sí, algo más de silencio no vendría mal. Y el primero que se debería callar soy yo. De aquí el título de la entrada.

La belleza: las que repartían el programa de las marchas. No estaban malejas, no.

La anécdota: el salón de juegos de al lado hizo negocio. Por cierto, donde trabaja un capataz de un paso onubense. Músicos de todas las bandas juntos viendo el fútbol y pendientes de su turno. Y muchos turnando marchas con goles. A medio camino.

El homenaje: a los que le echan huevos y cada años nos regalan este día. Vaya desde aquí mi humilde reverencia. Y a todos los músicos que se han puteado una buena tarde de sábado y fútbol. Enhorabuena a todos.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Una Lágrima

Hoy hemos dado con esta marcha. Una grandísima obra de arte que muy poca gente conoce. Qué la disfruten.