martes, 16 de agosto de 2011

Hermandades bancarias

Tal fue mi sorpresa, cuando hace cosa así de dos meses recibo una carta de mi hermandad en la que, más o menos, se me amenazaba con la expulsión de la misma. Tanto a mí, como mis padres.

Bien es cierto que cometimos un "gran" fallo. Cambiamos de cuenta bancaria y caímos en la desdicha de no avisar. Pero claro, algo se tiene que olvidar. Tuvimos que cambiar demasiadas cosas y se nos pasó por alto.

No critico, por supuesto, el que se nos avisara. Pero sí la forma y el contenido. El no haber estado pagando durante un año puede ser por diversos motivos. Económicos o como este, un simple despiste. En mi caso fue el despiste, seguro que en otros caso, y con la que está cayendo económicamente, el no poder pagar.

Lo que me queda claro es una cosa. La cuota de hermano está por encima de la devoción y el sentido de hermandad. O por lo menos con esa carta así se dejó claro. O pagas, o pagas. Quizás no estaría de más estudiar los casos antes de amenazar. Una simple llamada telefónica preguntando "Oye, ¿qué es lo que pasa?" seguro que arreglaría todo sin tener que descuidar las formas.


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