miércoles, 4 de enero de 2012

Las prisas no son buenas consejeras.

La mejora de nuestro patrimonio artístico es, sin duda, una de las piezas fundamentales  de nuestra Semana Santa. Soñamos con nuevos enseres, nuevos palios, nuevos pasos, nuevos bordados, nuevas candelerías, etc. Intentamos optimizar el equilibro entre la relación calidad-precio, siempre con el aval de que los bienes materiales que se adquieren no son, al contrario que la cera, las flores o la música, efímeros.

Pero ese mismo aval se convierte en un quebradero de cabeza. Dichos estrenos se realizan con la idea de que duren lo suficiente. Pero cuando la calidad de lo "nuevo" es patética o regular, tiene que seguir durando lo suficiente y encima cargar con algo que no viene a mejorar la calidad de nuestra Semana Santa.

Últimamente veo hermandades que se empeñan en estrenar mucho en poco tiempo, o estrenar proyectos de envergadura en un  determinado tiempo para que se pueda estrenar en la misma legislatura, o por cualquier motivo similar.

Esto nos resta calidad en conjunto. Mi consejo, y mi deseo, por supuesto, es que, es preferible ir ahorrando y obtener un estreno de calidad, duradero. Que se quede para admiración de las generaciones presentes y futuras. Que quede como orgullo de la hermandad.

En cuanto a los estrenos, hay otro detalle que veo incoherente. Entiendo que cuando es el primer paso que se realiza, hay que ir sacándolo poco a poco, hasta que esté completo. Pero también entiendo que cuando una hermandad ya posee, por ejemplo, un paso, y quiere obtener otro, veo más factible no estrenarlo hasta que esté finalizado en su conjunto. Se me vienen casos como el paso del Nazareno. Para qué sacarlo sin dorar si ya poseía otro paso dorado. En el caso de las bambalinas del Valle, creo que más de lo mismo. Me gusta más el "todo o nada". Como no, y como nos tienen acostumbrado, la Hermandad del Calvario sí supo ver todo esto en el estreno de su palio.

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